Page 569 - TU MENTOR EN EL MERCADO
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TU MENTOR EN EL MERCADO | 565

Conozca al enemigo externo

¿Quién es su enemigo? Recuerde que para cada transacción, como para
bailar el tango, hacen falta dos. Naturalmente, tanto los compradores
como los vendedores piensan que están realizando transacciones buenas,
pero, al final, solo un bando tiene la razón. Si los vendedores obtienen
beneficios (es decir, compran bajo y venden alto), entonces para ellos la
acción “ha hecho lo que tenía que hacer”. Por otro lado, los vendedores,
incluso si pierden en la transacción (comprando alto y vendiendo bajo),
sienten que han actuado bien al deshacerse de la acción que les estaba
causando pérdidas y podía seguir haciéndolo. En ambos casos, cada uno
está convencido de que es inteligente y de que el otro es estúpido. Así
que, ¿cuál es el más inteligente? Los traders a veces piensan que están
comprando acciones de una máquina que no hace sino cumplir sus
requisitos. Tal vez piensen que si la palabra Wall o “muro” es parte del
nombre de Wall Street, están jugando al squash consigo mismos. Este es
su gran error. En Wall Street, los traders juegan al tenis. Al otro lado de
la operación hay un inversor, un trader intradía, un creador de mercado
y un especialista, todos los cuales quieren quitarle a usted tanto dinero
como puedan. Estos no son sus colegas, sino más bien sus enemigos más
fieros y crueles, a quienes no les interesa tomar prisioneros.

   Mantener en mente que en ambos lados del trading hay seres humanos
de carne y hueso como usted, impulsados por el miedo y la codicia, le
ayudará a guardar la ventaja y a operar con éxito. Observe el gráfico de
una acción que se está desmoronando. ¿Puede oír el dolor?

¡Conozca también al enemigo en casa!

Una pregunta frecuente en las entrevistas de trabajo es: “¿cuáles son
sus defectos?” En la respuesta típica evitamos, por lo general, presentar
rasgos de carácter negativo y, en su lugar, llevamos un rasgo positivo a
un extremo: “soy un poco excesivamente minucioso”.

   El trading intradía es un negocio como cualquier otro. Usted es
su propio director general. Entrevístese a sí mismo para el trabajo y
pregúntese: “¿cuál es mi defecto?” Responda honestamente, sin evasivas,
sin maquillar nada, porque su respuesta tendrá una tremenda influencia
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