Page 564 - TU MENTOR EN EL MERCADO
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560 | 14 - ¡Ahí vienen los demonios!
¿Con qué frecuencia le ha ocurrido que, después de tomar una mala
decisión, se recrimina a sí mismo con un “¿por qué hice eso??!” A
menudo, las malas decisiones derivan de un estado de ánimo o de un
humor negativo del que no tenemos conciencia. Debemos tener mucho
más cuidado con lo inconsciente que con lo consciente. El problema es
que solemos identificar esos estados en retrospectiva y, por lo general,
cuando ya es demasiado tarde.
Un problema conocido es nuestro estado psicológico después de
absorber una pérdida. Todo trader, hasta el más exitoso, experimenta
períodos de pérdidas. Estas nos afectan, mental y emocionalmente,
e impactan en nuestras decisiones. Son la causa principal de daños
financieros adicionales. Conozca el alcance del impacto que ejerce la
pérdida en usted y aprenda la mejor manera de manejarlo.
¡Y cómo odiamos perder!
Las investigaciones demuestran que el efecto de la pérdida es el doble
del efecto de la ganancia (Kahneman & Tversky, 1991). Uno de mis
ejemplos favoritos del libro de Kahneman es la apuesta de la moneda.
En las conferencias que doy, suelo hacer este experimento: tiro una
moneda al aire y le pregunto a un voluntario si está dispuesto a participar
en la apuesta. Si adivina la respuesta correcta, le pagaré $120, pero si se
equivoca, tendrá que pagarme a mí solo $100. A pesar de la clara ventaja
en la ganancia, el 95% de los asistentes a la conferencia se niegan a correr
el riesgo. ¿Por qué? Porque la aversión a perder $100 pesa mucho más
que el placer de ganar $120. Las investigaciones también han demostrado
que solo si subo el valor de la apuesta a $200 por la respuesta correcta
en comparación con los $100 que me pagarían a mí en caso contrario,
es decir, en una relación de 2:1, la mayoría del público accederá a
aprovechar la oportunidad.
Perder duele
El cuerpo humano está hecho para resistir el dolor. Por lo tanto, es natural
que nos neguemos a aceptar la pérdida y esperemos lo mejor. Cuando
esperar algo bueno es ilógico, es razonable suponer que sufriremos daños
adicionales. Si revisa la cartera de inversiones del inversor promedio,