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TU MENTOR EN EL MERCADO | 443
cotiza muy por debajo de su valor real, es el momento propicio para
comprarla.
Dentro del marco de esta regla, hay que ver a qué sector pertenece
la acción: por ejemplo, durante una grave crisis financiera (el colapso
de las sub-prime en 2008, por ejemplo), si hubiera considerado
adquirir una acción de un banco con una relación precio-beneficio
(“Price-Earnings” en inglés o PE) ideal de 1:6 basada en las ganancias
del año siguiente, no estoy seguro de que hubiera sido una buena
operación. Es más razonable suponer que, al año siguiente, el banco
no tuviera ni la mitad de esa relación PE. Por lo mismo, tampoco
habría recomendado buscar el punto más bajo en las acciones de las
puntocom durante la crisis del sector de internet. Recuerde que, cuanto
más dolorosa sea la caída de los precios, mayor será la p robabilidad
de un rebote con éxito.
• Regla 2: no haga caso de las recomendaciones de los analistas
No preste oídos a los analistas técnicos, analistas financieros, sitios web
financieros, softwares mágicos que predicen el futuro, administradores de
fondos ni, especialmente, a los economistas que dicen haber identificado el
punto más bajo. No son más que ruido de fondo, y usted debe mantenerse
a distancia. Este no es un juego fácil. No se trata de leer un artículo del
periódico. Los administradores de fondos que pretenden ser “optimistas”
sobre una acción están prácticamente declarando que ya han invertido en
ella. Recuerde la primera regla: el dolor más grande está en el punto más
bajo y la situación debe parecer irremediable antes de que entre como
comprador. Si mucha gente le dice que el mercado va a subir, aún no ha
visto el punto más bajo. Cuanto menos escuche a las personas que hablan
“con autoridad”, mayor será su probabilidad de éxito. Cuanto más rápido
llegue a la conclusión de que nadie le puede ayudar, especialmente los
economistas, mejor estará. La mayoría de los economistas no admiten
que, a pesar de años de educación formal, son incapaces de explicar
por qué el mercado sube y por qué baja. Sin embargo, para justificar
el título académico y su estatus de carrera, encontrarán explicaciones
convincentes. ¡Pregúnteles si arriesgarían su dinero para defender lo
que afirman!