Page 119 - TU MENTOR EN EL MERCADO
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TU MENTOR EN EL MERCADO | 115
Primero habló el economista jefe de un gran banco, seguido del gerente
financiero de otro banco. Los dos ofrecieron predicciones sólidas: la crisis
de la vivienda no era más que un simple episodio pasajero, la economía
era fuerte y no había ningún peligro de crisis en el mercado de capital.
En resumen, era un mensaje de: “No se preocupen, todo marcha bien”.
Estoy acostumbrado a la idea de que alguien que recibe un salario
del banco tratará de no asustar al público ni alejar a los inversionistas,
pero esto era pasarse de la raya. Cuando me tocó el turno de dirigirme
a la audiencia, dije muy sencillamente: “No sé lo que va a suceder”. El
moderador persistió en tono de reprobación: “Le trajimos aquí para
que les diga a los presentes lo que deben hacer”. Así que dije la verdad
y una que seguramente significará que esa universidad nunca volverá
a invitarme a dar una conferencia. Esto fue lo que dije: “No escuchen a
los analistas porque no tienen idea acerca del futuro”.
Por la reacción del moderador y del público, claramente, había tocado
un punto sensible. Al público le gusta que le digan qué es lo que tiene que
hacer. Le gusta que lo tomen de la mano y lo lleven, ya sea a la muerte o
al esplendor, pero no quiere que lo molesten con la obligación de tomar
sus propias decisiones. En ese momento, en un ambiente claramente
explosivo, añadí: “No dejen que los banqueros y los fondos gestionen su
dinero ni que les cobren honorarios de gestión y comisiones para que
luego les digan que “todo va a ir bien”. La verdad es que, al igual que yo,
ellos no tienen idea de qué va a suceder en el futuro”.
No importa quién sea el gurú ni si adopta la forma de un asesor o
de un analista de inversiones. Cuando lea o escuche cualquier tipo de
recomendación por los medios de comunicación, no se trague todas esas
palabras con amor. Considérelas críticamente y reconozca el hecho de
que, aun si son correctas, son conocidas por millones de personas, lo
cual le deja a usted sin ninguna ventaja.
El punto de Arquímedes
Al filósofo griego Arquímedes se le conoce principalmente por su famoso
grito de “¡Eureka!”, que quiere decir “¡Lo he encontrado!”. Esta fue su
reacción al descubrir que se puede medir el volumen de los objetos